sábado, 16 de diciembre de 2023

Te conocí en un bazar



Lo se, es el titulo de una canción ochentera, me remonta a mi vida en quinto año de primaria. 

Una y otra vez sonaba el estribillo. 

En ese entonces, mi único acercamiento a la palabra "bazar", era una papelería que se encontraba frente a secundaria Migoni. justo en calle primera y Aldama en Ensenada, BC, México.

Era de las pocas papelerías que existían en la ciudad.

Como quedaba muy cerca de nuestra casa, solíamos ir a menudo caminando. Cada vez que escuchaba la canción, automáticamente me situaba en ese bazar, que por cierto no tenia "camisetas, discos y jeans" 

Si escuchamos atentamente la letra de la canción, describe muy bien a un "swap meet".  Así le llamábamos a los tianguis o mercadillos ambulantes en esa época; que por cierto también había muy pocos en nuestra ciudad.

La palabra Bazar ahora ya es más común en nuestro vocabulario. Casi siempre esta asociada a una especie de sobre ruedas o mercado ambulante, que reúne a  todo tipo de marchantes con una gran variedad de productos. Desde artículos personales que ya no necesitas  hasta  productos artesanales, "hand made", orgánicos, gluten free, veganos e incluso Arte. 

Los marchantes no son iguales, no tienen las mismas necesidades, pero si que comparten el mismo objetivo: vender y ganar clientes.

Yo creía que me gustaba mucho la idea de bazar, que su gran diversidad me llenaría ese deseo de encontrar algo especial para llevar a casa. 

Sin embargo, me sucede todo lo contrario. Me causa angustia, me siento incómoda y me entran unas ganas de salir corriendo sin ver nada. 

A diferencia del escenario que nos proveen "las segundas" o "los globos", la nueva era de bazares ofrece espacios pequeños y organizados especialmente para esa ocasión. 

El emprendedor o vendedor, aparta el lugar con anticipación. Cuidadosamente elige su mercancía a exhibir, con gran ilusión empaca, transporta y diseña su pequeño altar ambulante, para que las almas que pasean por el lugar, sean tentadas por el brillo de su creación.

Siempre tengo la sensación de que llego a los bazares demasiado tarde. No soy el tipo de alma que observa las ofrendas, si no que me gusta verlos a ellos, a los marchantes. Veo sus rostros, veo sus ojos. 

A veces lucen cansados, con la ilusión arrebatada por el pasar de las almas que mostraron interés, pero al final no llevaron nada.

A los lejos cruzo la mirada con ellos y siento percibir un brillo de esperanza casi hipnótico, que busca atraerme y romper el maleficio de pocas ventas. Entonces, aflora mi necesidad de complacer a las personas, de complacer a a todos esos ojos que me llaman. Me desbordo, prefiero dar media vuelta o caminar rápidamente  por los pasillos sin ver. 

No solo me pasa en los bazares, también en los colectivos, ya sea de comida o de ventas diversas. Tengo que ir con un interés definido para que no me entre el delirio de persecución y sentirme como que todos quieren algo de mi.

Para mi, las compras son anónimas, con toque pecaminoso, culposo. Me gusta buscar, encontrar, cuestionarme si debo llevarlo o no. Si no encuentro ¡no pasa nada! me sentiré aliviada de no haber sucumbido a la tentación, pero si fui deslumbrada por un tesoro, ¡no hay culpa!, saldré redimida y libre de pecado.  Escuchar una voz diciendo "puedo ayudarle en algo?", me hace sentir expuesta, descubierta, perseguida, es tiempo de emprender la huida.

Entiendo que muchos se sienten cómodos con la atención cálida y personalizada del vendedor o creador. Yo no. Yo me agobio de pensar que aun cuando me de un trato especial quizás tendré que decirle:

NO, gracias.


domingo, 26 de febrero de 2023

Caminando


Muchas veces solo pensamos en las cosas “buenas” de nuestra vida, nos esforzamos una y otras vez por conseguir “lo bueno”, “lo que nos hace feliz”, “lo que “está bien”.

¿que significa en realidad ese cúmulo de frases creadas por un mercado del placer y el bienestar, del éxito, del disfrutar la vida?

No lo sabemos, pero es lo hemos que aprendido, cada  intento fallido lo cargamos como una pequeña piedra en el bolsillo. 

Al inicio es fácil llevarla, podemos juguetear un poco con ella, hasta podría defendernos de algún peligro.

Caminamos coleccionando piedras de diferentes tamaños, se vuelven pesadas y olvidamos las podemos soltar,  que no necesitamos caminar con ellas.

Algunas veces el camino se torna llano, brillante, sin obstáculos, pero no podemos caminar más, porque no hay poder en ti que pueda ayudarte a mover todo eso que guardaste y que nunca creíste que podías soltar…, que debías soltar.

El peso te adormece, apenas te deja respirar, has olvidado como se siente la brisa fresca al correr o cómo disfrutar del sol en un día helado,  Has olvidado todo, no puedes ver que el camino ha cambiado y que sigue estando ahí para que lo recorras.

Aprende, las piedras no se juntan  por siempre. 

Hay que soltarlas, tirarlas, porque siempre habrás más que necesitaremos cargar y tirar de nuevo.








miércoles, 1 de septiembre de 2021

Cinco años

Un día como hoy, hace 5 años un 2 de septiembre de 2016, a esta misma hora en que escribo, estaba en terapia intensiva. 

Un pinchazo de anestesia en el quirófano y muchos despertares confusos con dolor de espalda, hambre, sed, más dolor de espalda. Un rebelde ¡quiero levantarme! y de nuevo otro pinchazo me llevaría a dormir.

Todo salió bien. Me recupere rápido de mi operación, aunque aún no sabía que me faltaba la verdadera operación de cerebro, esa que algunos necesitamos para poder ver y caminar otros rumbos.

Sigo caminando, no se a donde, sigo descubriendo y asombrándome, me siento bien y me gusta ver atrás para recordar que nunca he estado sola.

¡Gracias!

Después de varios años, no he avanzado mucho con el ukulele, pero me gusta seguir intentando.

 ¡Estoy feliz con este encuentro!

Sueños - Valise Blue 

sábado, 14 de septiembre de 2019

Entre lagrimas y risas

Han escuchado a personas decir "No digas mas porque voy a llorar", "Ay no, ya no me cuentes porque lloro", "No te cuento, porque me acuerdo y lloro"

Cuando yo escuchaba esto, me parecía un poco cursi, bobo, ridículo. Si, así mi juicio,
¡Paar  Faaavaaar! ¿como alguien va a llorar solo por recordar?
Eso lo pensaba, porque no suelo ser muy emotiva ante otras personas -o al menos eso pensaba de mi misma-, tampoco es común que me veas repartiendo palabras cariñosas y/o muestras de afecto.

El pasado sábado 1 de septiembre, cumplí tres años de que pasé por el quirófano y ¿saben que?... solo recordar toda esa experiencia, darle vida a los recuerdos en mi mente hacen que quiera llorar. Me hacen llorar y me he convertido en una llorona.

Estoy por cumplir 43 años y aunque mis hermanos dicen que de pequeña siempre fui bien llorona, he descubierto que aún tengo muchas lagrimas guardadas y finalmente les estoy dando la oportunidad de ser libres.

En éste último control médico, el cual debía ser a los seis seis meses después del "achicharramiento de cabeza" (radio-cirugía), pero, que gracias a las miles de vueltas del IMSS se torno en casi un año. Mis neurocirujanos de España me indicaron que todo sigue estable dentro de mi cabeza (estrictamente hablando en términos fisiológicos).

El resto de las glándulas comandadas por la hipófisis están trabajando correctamente a excepción de los ovarios, pero eso ya es una "normalidad" de los últimos años . No funcionaran, aún cuando sigan torturando a Pepe (o lo que quede de él).

A mediados del año, sentía que estaba pasando por una mala racha de salud. Constantemente estaba "resfriada".  ¿Defensas bajas? o ¿algo diferente pasaba en mí?. En general estaba "bien", sólo por esa pequeña diferencia de moco perpetuo.

Cada vez que veía a un médico en el IMMS o externo (médico familiar, internista, neurocirujano, medico general, endocrinólogo),  y me preguntaban  ¿como estas?, les decía
"Me siento bien, solo que desde la radiación, siento que me enfermo constantemente".
Lo decía con un poco de reserva, o timidez por pensar que podría estar exagerando las cosas o estar un poco "Melman" -la Jirafa de Madagascar-  hipocondríaca tratando de culpar a la radiación de ésta diferencia que percibía en mi salud.

Todos los médicos me ignoraron, salía de ahí pensando que en verdad estaba mas "mal de la cabeza" que antes. Comenzaba a cuestionarme, si esto era una especie no-consciente de llamar la atención: "HOLA SOY MARCIA, HAGANME CASO PORQUE ME RADIARON EL CEREBRO Y ESTOY OPERADA DEL CEREBRO". Que todo era una mala percepción del antes y después de la radiación.

Pero un día mi cuerpo no pudo mas. Tenía una tos que apenas me dejaba respirar. Visite dos médicos y la tos no mejoraba. Empezaba a asustarme (aún sin llorar), algo no estaba bien. Ya no podía trabajar. Unos cuantos minutos bajo el aire acondicionado y empezaba a toser al grado de tener que levantarme corriendo al baño para vomitar. Era jueves, el domingo tenía mi cita para la Resonancia Magnética en Tijuana, el Martes vería a el neurocirujano. Insistiría en lo que me estaba pasando.

El día de la resonancia pensé que no lograría. Me pasaron a la zona de espera, había aire acondicionado. Aún cuando trate de mantener mis vías respiratoria libres, no fue suficiente. A los primeros 10 minutos dentro del imán, no resistí mas, presioné el botón de paro...un acceso de tos.

Cuando pude controlarme el radiólogo me advirtió
-Lo vamos a intentar de nuevo, pero si vuelve a suceder, tendrá que reagendar su cita.

¡NOOOO! ¡Eso no podía suceder! Son MESES de trámites en el IMSS. ¡No pasaría de nuevo por toda esa burocracia!

Justo en ese momento ocurrió un milagro: ¡se fue la luz!

En lo que esperaban instrucciones sobre si continuaban con la luz del generador o se apaga todo, tuve la oportunidad de despejar mis vías respiratorias, respire mil ungüentos. Mas relajada entre nuevamente al imán. Quince minutos después me pusieron el medio de contraste (Gadolineo) por vía intravenosa.
"Le puede provocar un poco de comezón en la garganta y ganas de toser"
¿En serio? ¿¡TOS!? ¡NOOOO!

Afortudamente(para ése momento), me han inyectado constraste tantas veces que no tuve ninguna reacción adversa y pude completar la resonancia.


Tras una larga espera, el informe del radiólogo  decía :

IMPRESION DIAGNÓSTICA
Macroadenoma Hipofisiario KNOSP 1:derecho, 0:Izquierdo
Pansinusitis


¡Pansinusitis!, finalmente un diagnóstico para esa tos que me estaba haciendo la vida imposible.

La cita con el Neurocirujano del IMSS fue un total fracaso. No estaba el titular y envió un remplazo. Quien resumidamente y sin preocuparse por dar seguimiento o revisar mi expediente solo atinó en decir "pues tu adenoma sigue siendo grande, sigue creciendo y la institución no puede hacer nada por ti, vuelve en seis meses para otra revisión"

Bajo esa premisa, me mando consultar por fuera con un otorrino porque en el IMSS no me iban a atender.  Aún así insistí y a regañadientes me dió un pase al otorrino, la cual me programaron hasta después de tres semanas. ¡Ni hablar!, tuve que apoyarme en mi origen de pequeña burguesa para atenderme  por fuera con un especialista y no tienen idea de lo reconfortante que fue.

Yo tenía razón, desde la radiación algo pasaba en mi. El especialista me explicó que con la radiación se quemó el epitelio nasal y durante todos estos meses mi nariz estuvo sin filtro, provocando un cuadro severo de alergia que provocó la inflamación de todos los senos paranasales. Además de un exceso de mucosa, que me impedía respirar.  Salí de la consulta sumamente aliviada y con un conjunto de severas instrucciones de alimentación y alejamiento de una de mis pasiones... los gatos.
Mi epitelio se va a recuperar y yo estaré bien.

Después de tres meses de tratamiento, he mejorado muchísimo, no hay mas tos.

¿Alguna vez han ido al IMSS?,  ¿se han topado con personas que llevan una carpeta con un montón de hojas?. Recuerdo que las miraba y pensaba, "¡Ay esa señora!, ¿para que carga con todos esos papeles?", dejenme decirles que yo me he convertido en una de esas señoras.

Tramitar una cita al especialista, requiere de al menos tres hojas para firmar y sellar. En caso de necesitar traslado, hay que añadir otras tres.

¡Es imposible no terminar debajo de un montón de hojas!. Yo ya tengo mi carpeta. Si nunca has necesitado tener una para ir al IMSS, considérate MUY afortunado, pero si al igual que yo, ya tienes tu colección de hojas quiero decirte que lamento mucho que además de estar enfermo, también tengas que sufrir del desprecio de la burocracia para tener acceso a la salud.

¡Hasta la vista! ¡Voy a organizar mi expediente!

miércoles, 7 de noviembre de 2018

El IMSS y los ricos también lloran

Continuando con la inspiración de temas de telenovela, no es que sea rica, pero si muy llorona. Podemos decir que soy pobre para un rico, pero rica comparada con alguien que se desarrolla en un contexto con menores condiciones de empleo, educación y salud de las que yo disfruto.

Hace mas de dos meses que regresé a México. Poco a poco me he ido reencontrando con caras conocidas y voy contando acerca de mi estado de salud.

Responder un ¿Cómo estas?, nunca había sido tan complicado. Generalmente respondemos "bien" y ahí termina todo. En mi caso, no se si es una pregunta de cortesía o si esa persona en verdad quiere saber de mi salud. Así que voy sorteando y analizando si la respuesta incluirá la actualización de salud, amplia, limitada o nula.

Responder verdaderamente a un ¿como estoy?, implicaría cruzar el análisis de mi sistema endocrino  con mi percepción de la vida, el presente, el futuro;  y eso no es un tema que podamos debatir en una lectura como esta. Lo que si puedo contarles es que mi tratamiento terminó sin complicaciones o efectos secundarios. Mi cabeza no se quemó, ni explotó; tampoco se me salió el cerebro por la nariz. Bueno, ninguna de esas cosas podía pasar, sólo estaba exagerando un poco.

Al finalizar las siete sesiones de radiación, solo experimenté un poco de cansancio, nauseas y bochornos. ¡Si bochornos!, les recuerdo que la menopausia prematura fue una de las consecuencias de mi padecimiento.

Ya me "frieron" la cabeza, entonces ¿Que sigue?...pues esperar.

En este momento no es recomendable realizar resonancia magnética o evaluación endocrina. Debido a que después de la radiación, la zona podría estar inflamada y arrojar falsos resultados.

El médico nos explicó que Pepe Macroadenoma hipofisiario, no desaparece. La radiación mata todas las células que quedaban vivas y con el paso del tiempo, Pepe se irá resecando o encapsulando.

¡Jo!¡Yo que pensaba que se iba a desintegrar y me quedarían cenizas dentro de la cabeza!

El tratamiento que recibí es una obra maestra coordinada por un equipo de oncólogos, radiólogos y  físicos. Ellos analizaron con precisión milimétrica el caso y tras correr muchas simulaciones, prescriben el tratamiento que se enfocará en destruir las células del tumor, procurando no dañar la parte sana de mi glándula Hipófisis.

Mi siguiente control médico es en seis meses: Resonancia Magnética y Endocrinólogo. Evaluaran como están las cosas dentro de mi cabeza -en términos estrictamente biológico, lo otro ya es caso perdido- y como están operando todos mis sistemas glandulares. Aquí es donde entra la historia del IMSS y mi llanto de "rica"

Tuve la brillante idea de ejercer mis derechos de trabajador para dar seguimiento de mi salud en el IMSS. ¿que podía perder? ¿tiempo?. ¡Total!,¡faltan muchos meses para mi control médico!.

Era mi primera vez en el IMSS. Esperaba que me trataran un poco como "chancla" de un lado a otro, porque no se nada del protocolo de atención al derecho habiente. Sin embargo me lleve una agradable sorpresa, pues toda la atención fue muy amable y rápida. Se sentía un ambiente relajado y se veían muchas sonrisas en toda la clínica.

Aún con sus carencias (no hay médico internista, endocrinólogo o neurocirujano), el médico familiar hizo su mayor esfuerzo para conseguirme atención médica, pues según su percepción mi caso ya había escalado todos los niveles de prioridad. Salí muy contenta con un pase para consultar al neurocirujano en la clínica de especialidades en menos de 20 días. ¡Wow!

Para el día de mi consulta, ordené cronológicamente todos mis informes médicos, análisis de sangre y resonancias magnéticas.  Un poco nerviosa -con cara de pajarito, dice mi hermana- entramos al consultorio. Lo primero que observe fue a un médico muy joven cuya bata tenía una leyenda de "Traumatología", bueno  "Quizá sea prestada" pensé.

Pero no era prestada, en verdad era un traumatólogo porque en Neurocirugía Ensenada, sólo se atiende casos relacionados con la columna vertebral. Todo lo relacionado a tumores cerebrales los envían a Tijuana. No hay neurocirujano en IMSS Ensenada, ni saben cuando habrá.

No me angustié mucho, afortunadamente mi caso ya está solucionado, es sólo un seguimiento y lo mejor es que aún faltan seis meses para mi control médico, ¡No pasa nada!.

Detrás de la hoja me escribió con letra ilegible los pasos a seguir
- Sellar vigencia de derechos
- Ir a jefatura de traumatología y dirección
- Citas primera vez Tijuana

Al siguiente día, después de corretear sellos y firmas -tengo tiempo ¡No pasa Nada!-, Me formé en la cola de "Citas Primera vez Tijuana", pero no sabía que tenía que llevar copias extras de mi tarjeta de citas. ¡No pasa Nada!, vuelvo mañana.  Por asuntos de trabajo, mi "mañana" se tornó en varios días. Llegué a la clínica con la mejor disposición de hacer cola y para mi sorpresa no había nadie.

En la pared se observaba un letrero "Citas Primera vez Tijuana Lunes a viernes 8:30-13:00",en el mostrador había otra hoja "CERRADO 8:30-13:00".

- ¡Hola! ¿esta cerrado o abierto?
- Depende, ¿que se le ofrece?
- ¡ah!, tengo un pase para cita en Tijuana
- Dejeme ver....
Se dirige a su compañera y le pregunta
-¿Me quedo con la hoja?
- A ver ... ¡ah! ¡No!.. ¡Que vuelva hasta Enero!
Se dirige nuevamente conmigo
- No se puede, vuelva en Enero
-¿En en serio?
-Si, no hay agenda.
-¿Pero como?, ¿si tengo un pase y está firmado por el director?
-Si, pero no hay citas.

Me río, sacudo la cabeza incrédula y salgo del lugar ¡No pasa nada! vuelvo en Enero.

Pero conforme voy caminando al estacionamiento, una avalancha de pensamientos atacan mi cabeza. Repaso la escena, las palabras, las actitudes, el desdén con el que desestimaron mi cita. Esta bien, no estoy grave, ¡pero necesito una evaluación!, ¡Bah! ¡No necesito IMSS!, ¡Me atiendo por fuera!.

Me embarga un sentimiento de ansiedad, duda, desesperación. Me siento enfurecida, frustrada, humillada, disminuida.Comienzo a cuestionarme: ¿por qué me fui?, ¿por qué no pedí una explicación o exigí atención? ¿porque no pedí hablar con alguien mas? ¿le hablo a mi contacto para que me ayude a conseguir cita?

Poco a poco me hundía mas en mi ansiedad, ¿y si estuviera grave?, bueno, no lo estoy, ¿y si me hubieran tratado así cuando en verdad lo necesitaba? ¡Me muero!.

En esa red de hubieras del pasado y auto-respuestas del presente. Sentía que mi ombligo era una especie de agujero negro que estaba tirando de todo mi cuerpo, el pecho me empezó a doler y me faltaba el aire. Pensé en todas las personas cuya única opción es acudir al IMSS, ¿cuantos se van a morir antes de que llegue Enero? ¿Cuanto hay que  mendigar para recibir con cuentagotas un derecho? ¡No es gratuito! ¡Ni siquiera es para todos los mexicanos!, ¡Sólo es para los que trabajan y sus familias!.

Yo me ofendí, sufrí un ataque de ansiedad por sentirme atropellada. La realidad en nuestro país es que hay millones de personas que viven esto todos los días y no hacen un escándalo como el mío, es lo normal, no encontrar respuesta, no hay derechos para ellos.

¡Oh!¡Pequeña burguesa! Pisotean tus derechos y te das la vuelta, te pones a llorar y corres al seno familiar para aliviar tus carencias. ¿Que sabes de sufrir o carecer?.

Con las redes sociales, todos somos analistas económicos y eruditos del contexto social, nos quejamos del sistema, de la corrupción, de los impuestos, de lo jodido que estamos, opinamos y debatimos  mientras chocamos copas de vino y vasos de cerveza artesanal.

Tan lejos de la realidad, tan superficial, tan ensimismados.

¿Cómo estoy?... un poco mas histérica, pero ¡bien!

domingo, 5 de agosto de 2018

¡Me hierve la cabeza!

Esta vez mis asociaciones están bastante ochenteras.

¿Recuerdas a Jaime Palillo decir ésta frase, mientras se llevaba las manos a la cabeza?.
Si naciste a mediados de los ochentas o de pequeño tenías televisión por cable, probablemente no tengas la menor idea de quien es Jaime Palillo y por que repetía constantemente ¡Me hierve la cabeza!

El miércoles primero de agosto inicié en Málaga mi tratamiento  de Radiocirugía Estereotáxica Fraccionada.

Por la ubicación de los restos tumorales (aka Pepe, pepín, canallín yin yin) no fue posible realizarse en una sola sesión. Hace dos años, el nervió óptico estaba oprimido por el tumor y durante la cirugía los médicos hicieron todo lo posible por liberarlo. Ahora era necesario comprobar con mayor precisión, si aún quedaba algo sobre el nervio óptico, ya que esto determinaría el número de sesiones de radiación (2, 5, 20+).

Con una nueva Resonancia Magnética de Alta Precisión, un TAC y un largo análisis de mi caso, finalmente el equipo médico llegó a un acuerdo: serían 7 sesiones e iniciaríamos el día 1 de agosto.

El primer día todo ocurrió muy rápido, creo que no tuve ni tiempo de asimilar lo que pasaría, para el segundo día estaba mas nerviosa y un tanto asustada al salir de la sesión. Finalmente en la tercera sesión -ya que pude aislar mi nerviosismo hipocondríaco- me concentre en sentir que ocurría durante esos minutos de tratamiento y llegué a la conclusión de que éste personaje de la telenovela Carrusel, Jaime Palillo,  tenía un tumor cerebral que le estaban tratando con radiocirugía, he ahí la causa de su cabeza a punto de ebullición.

Si me preguntan ¿Que se siente?... mi respuesta será  ¡Me hierve la cabeza! - así como Jaime Palillo-


El procedimiento es corto.

Recostada en la máquina (Acelerador Lineal de fotones y electrones), me ponen una máscara de plástico (previamente moldeada con mi rostro).

Colocan sobre mi pecho una especie de cepo, entonces los técnicos y médicos comprueban coordenadas como si fueran a lanzar un cohete. "-7, 0, si -7,0. 8, 4, 8,4 confirmado".

Salen del área y la maquina hace algunos movimientos.

Regresan retiran el cepo y me advierten "No te muevas", pero ¿qué es no moverse? ¿dejo de respirar? y ¿si estornudo? ¿me da comezón? ¿un calambre? Comienzo a sentir las pulsaciones de mi corazón en mi garganta, entonces respiro relajadamente y en mi mente comienzo a cantar.

"Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como en la mañana se levanta el sol"

La máquina comienza a moverse nuevamente, ¿izquierda?¿derecha?, no lo se, tengo lo ojos cerrados y nunca se cual es cual. Por un par de segundos comienzo a sentir un ardor en la cabeza y enseguida un aire fresco, similar a un rocío. La máquina vuelve a su posición original, los técnicos entran, retiran la máscara y la sesión llegó a su fin.

Cada paciente puede reaccionar distinto a la radiación, en mi caso sólo he experimentado una sensación de que mi cabeza flota, un poco de nauseas y ese ardor post-radiación. Pero nada que impida hacer mi día normal.

Para estas primeras tres sesiones, tuve el privilegio de pasar el tiempo con la familia en una hermosa finca ubicada en un pueblo cercano al hospital.  Con un buen chapuzón en la piscina el ¡Me hierve la cabeza! quedaba bajo control.

¡Hasta la próxima! ¡Gracias a todos por sus oraciones y buenos deseos!



miércoles, 27 de junio de 2018

El extraño retorno de Pepe Salazar

Bueno, el retorno de Pepe no es extraño, ni se apellida Salazar, es sólo que me vino el recuerdo de aquella novela de los 80.

Recuerdo esas noches en que esperábamos la transformación de Lucía Mendez, quien acompañada de un estribillo "tétrico" (seguro que hoy nos moriríamos de risa)  encarnaba a la demoniaca Diana Salazar. No recuerdo con exactitud la trama de la novela, pero en mis memorias están unos ojos de color amarillo brillante enmarcados por unos rizos castaños.

Pepe (aquí pueden leer por qué Pepe),  mi tumor ha regresado. En realidad nunca se fue del todo, los restos que quedaron después de la cirugía seguían siendo un macro-adenoma hipofisiario, ya que sus dimensiones aún son superiores a un centímetro.

Todo este tiempo estuve bajo revisión del endocrinólogo y los neurocirujanos. Cada cierto tiempo me tocaba realizar análisis de sangre y resonancias magnéticas para seguimiento y control de mi caso.

Habían transcurrido catorce meses desde mi cirugía. En enero del 2018 me tocaba resonancia de control, la anterior me la habían realizado en julio del 2017. Todos teníamos la esperanza de que las cosas siguieran igual, sin cambios, pero no fue así. En febrero los neurocirujanos me notificaron que era tiempo de retomar mi tratamiento, ya que se observaba un crecimiento mínimo del tumor y era tiempo de erradicarlo de una vez por todas.

Recibir esta noticia fue inesperado, ni siquiera soy capaz de explicar el cumulo de emociones que experimenté al leer las siguientes palabras:
Querida Eva
Hemos estado revisando la RMN de control
Respecto a la del año previo se aprecia un discreto crecimiento del resto que quedó en el seno cavernoso derecho. Afortunadamente es escaso y muy alejado de la vía óptica.
No obstante y dada la certeza de este crecimiento creemos que lo mejor es tratar con RT para evitar crecimientos futuros.
Si bien era algo que ya esperábamos, no lo esperaba tan pronto. No cuando mi proyectos personales (maestría y Kamikatz) iban viento en popa.

Soy una persona que casi nunca toma riesgos, pero con éste "renacer" que venía experimentado, estaba decidida a ser mas atrevida, menos cautelosa. Con mi nuevo "yo" al mando acabábamos de "encharcarnos" con un crédito para cambiar de auto.

Por la diferencia de horario, no podía hablar con los médicos en ese momento. Miles de pensamientos, daban vueltas en mi cabeza, me quedaba en pausa, bloqueada, veía cómo mis proyectos se desvanecían a medida que mi angustia incrementaba.
¿Es urgente? ¿Debo dejar todo y emprender el viaje inmediatamente? ¿Que pasara con la beca?, ¿el crédito? ¿los gatos? ¿con que pagaremos? 
Todo ese control que me gusta ejercer sobre mi vida y mi alrededor estaba a punto de derrumbarse, así como en un mal movimiento del Jenga. ¡Cuanta fragilidad ante unas pocas palabras!

Soy evángélica, soy creyente, vivo con fé. Cada día me recuerdo que Dios, la vida, nos da la oportunidad de renovarnos, pero tambien soy un ser vulnerable con temores y emociones. Lo único certero que podía hacer era esperar, pues en unas horas el sol saldría del otro lado del óceano y podría tener las respuestas que necesitaba.

Otra certeza a la que podía aferrarme es que soy sumamente afortunada, bendecida a través de todo lo que me rodea. Nunca he estado sola,  mi familia, mis hermanos, mis amigos, todos me han acompañado y si una nueva crisis estaba por comenzar, saldríamos adelante nuevamente. Mientras hay vida, hay esperanza.

Después de meses de espera, ya estoy nuevamente en España, en unos días mas sabremos cual es el camino que transitaremos para decir el último adios a mi Pepe.