sábado, 25 de marzo de 2017

Dos meses en casa

Llegué a Ensenada en la madrugada del pasado 25 de Enero.
Cómo es casi imposible ver a todas las personas que se han preocupado por mí. Prefiero escribir y compartir con todos como llegué, cómo me recibió Ensenada, cómo estoy y en que ando.

Mi primera sensación al entrar en casa fue "que amplia y vacía". Cinco meses sin visualizar un espacio le juega trucos al cerebro. Piensas que recuerdas todo bien, pero al volver a ver las cosas se producen sensaciones diferentes. Sobre todo si consideramos que los últimos meses en casa, no habían sido de lo mas placenteros por mi condición de salud. Volver sana, con nueva energía y con mi vista recuperada marcaba la mayor diferencia.

Fuera de lo que tardé en adaptarme al cambio de uso horario, mejor conocido cómo Jet Lag <<inserte aquí tono burlón y carcajada de mi hermano mayor >>. Todo ha fluído de maravilla.
¡Vuelvo a ser yo!

La rutina diaria, trabajo, casa, mascotas, limpieza, etc. Ya no significa martirio. Todo lo que acontece a mi alrededor lo veo (en sentido literal y figurado), percibo y siento de forma distinta. Aún cuando permanezca mucho tiempo trabajando o cuando mas de un cliente me persiga a la vez. Puedo controlar el stress y llegar a casa aún con energía y alegría.

Es difícil de explicar como me siento ahora. Tendrían que haber convivido conmigo 24 horas para conocer el antes y entender mi ahora. A veces me parece injusto resumirlo en un "estoy bien". Pero tampoco puedo ir contando la misma historia a todas las personas que me preguntan ¿como estoy?. Quizá sólo querían escuchar "bien" y yo a veces me desbordo en tratar de explicar cómo es que me siento.

Caminar, correr, andar en bicicleta por las calles de "mi" ciudad, da lugar a diversas emociones: Libertad, asombro y satisfacción. Me siento "poderosa" de nuevo, sin miedo a caer. Mi ojos no dejan de observar cosas "nuevas" en la ciudad. Antes un viaje en auto implicaba cerrar los ojos, estaba a ciegas. Hoy los puedo mantener abiertos, aunque eso signifique que me tenga que encontrar con una ciudad sucia y descuidada. No importa. No quiero volver a cerrarlos.

¿Que sigue de mi salud?
Pues, ésta semana me haré los análisis para medir los niveles de cortisol y tiroides. Si todo sale bien, después de casi 7 meses podré decir adios a los corticoides. En otros dos meses me toca Resonancia Magnética para el control con el neurocirujano.
Por lo pronto les puedo adelantar que me siento y estoy ¡estupendamente bien!. Agradecida con Dios por toda esta experiencia. Ese Dios del cual todos fuimos hechos a imagen y semejanza. Que aunque tu lo niegues yo lo percibo a través de tí, en mí. En todas esas magnificas coincidencias y casualidades que forman nuestros lazos de familia, amor, amistad.

El año pasado se abrió un paréntesis que fue muy largo, pero este año se cerró. La lectura de la vida sigue su curso y no sé con cuantos otros paréntesis me vaya encontrar. Pero sé que cada uno de ellos tiene algo para aportar,  hasta que lleguemos al punto final.

Mi paréntesis tuvo de todo. Cada momento lo atesoro en mi corazón, en mi pensamiento. Me quedo con el amor incondicional de mi familia,  con la fortaleza de mi madre, con la devoción de Sergio, con las miles de risas y platicas que compartí con mi hermana Maya, con mis sobrinas tejedoras y su "me da igual", con la hospitalidad y provisión de mi cuñado Alvaro, con los buenos deseos de todos los buenos amigos, con las oraciones de mis hermanos en Cristo.
También guardo las lagrimas , el sufrimiento y la angustia que vivieron todos aquellos que me aman. Cuando pienso en ello, aún me forma un nudo en la garganta que hace que mis ojos vibren.

Hay una cicatriz invisible, su marca se ha quedado en este presente donde tengo un antes y después de "pepe".  Las cosas nunca serán igual, tampoco las quiero catalogar cómo mejores o peores. Sólo se que mientras cada mañana vea el sol, tengo la oportunidad de levantarme y vivir.

¡Sí, sólo vivir!