miércoles, 27 de junio de 2018

El extraño retorno de Pepe Salazar

Bueno, el retorno de Pepe no es extraño, ni se apellida Salazar, es sólo que me vino el recuerdo de aquella novela de los 80.

Recuerdo esas noches en que esperábamos la transformación de Lucía Mendez, quien acompañada de un estribillo "tétrico" (seguro que hoy nos moriríamos de risa)  encarnaba a la demoniaca Diana Salazar. No recuerdo con exactitud la trama de la novela, pero en mis memorias están unos ojos de color amarillo brillante enmarcados por unos rizos castaños.

Pepe (aquí pueden leer por qué Pepe),  mi tumor ha regresado. En realidad nunca se fue del todo, los restos que quedaron después de la cirugía seguían siendo un macro-adenoma hipofisiario, ya que sus dimensiones aún son superiores a un centímetro.

Todo este tiempo estuve bajo revisión del endocrinólogo y los neurocirujanos. Cada cierto tiempo me tocaba realizar análisis de sangre y resonancias magnéticas para seguimiento y control de mi caso.

Habían transcurrido catorce meses desde mi cirugía. En enero del 2018 me tocaba resonancia de control, la anterior me la habían realizado en julio del 2017. Todos teníamos la esperanza de que las cosas siguieran igual, sin cambios, pero no fue así. En febrero los neurocirujanos me notificaron que era tiempo de retomar mi tratamiento, ya que se observaba un crecimiento mínimo del tumor y era tiempo de erradicarlo de una vez por todas.

Recibir esta noticia fue inesperado, ni siquiera soy capaz de explicar el cumulo de emociones que experimenté al leer las siguientes palabras:
Querida Eva
Hemos estado revisando la RMN de control
Respecto a la del año previo se aprecia un discreto crecimiento del resto que quedó en el seno cavernoso derecho. Afortunadamente es escaso y muy alejado de la vía óptica.
No obstante y dada la certeza de este crecimiento creemos que lo mejor es tratar con RT para evitar crecimientos futuros.
Si bien era algo que ya esperábamos, no lo esperaba tan pronto. No cuando mi proyectos personales (maestría y Kamikatz) iban viento en popa.

Soy una persona que casi nunca toma riesgos, pero con éste "renacer" que venía experimentado, estaba decidida a ser mas atrevida, menos cautelosa. Con mi nuevo "yo" al mando acabábamos de "encharcarnos" con un crédito para cambiar de auto.

Por la diferencia de horario, no podía hablar con los médicos en ese momento. Miles de pensamientos, daban vueltas en mi cabeza, me quedaba en pausa, bloqueada, veía cómo mis proyectos se desvanecían a medida que mi angustia incrementaba.
¿Es urgente? ¿Debo dejar todo y emprender el viaje inmediatamente? ¿Que pasara con la beca?, ¿el crédito? ¿los gatos? ¿con que pagaremos? 
Todo ese control que me gusta ejercer sobre mi vida y mi alrededor estaba a punto de derrumbarse, así como en un mal movimiento del Jenga. ¡Cuanta fragilidad ante unas pocas palabras!

Soy evángélica, soy creyente, vivo con fé. Cada día me recuerdo que Dios, la vida, nos da la oportunidad de renovarnos, pero tambien soy un ser vulnerable con temores y emociones. Lo único certero que podía hacer era esperar, pues en unas horas el sol saldría del otro lado del óceano y podría tener las respuestas que necesitaba.

Otra certeza a la que podía aferrarme es que soy sumamente afortunada, bendecida a través de todo lo que me rodea. Nunca he estado sola,  mi familia, mis hermanos, mis amigos, todos me han acompañado y si una nueva crisis estaba por comenzar, saldríamos adelante nuevamente. Mientras hay vida, hay esperanza.

Después de meses de espera, ya estoy nuevamente en España, en unos días mas sabremos cual es el camino que transitaremos para decir el último adios a mi Pepe.