sábado, 22 de julio de 2017

Vivita y uKeleando..

Se preguntarán ¿donde ando?.. pues por aquí "vivita y coleando" (¿sabían que eso de coleando, se refiere al movimiento de la cola de un pez mientras navega por el agua?).  No navego como pez, pero definitivamente hay nuevas "coleteadas" para contar.

El pasado 17 de Junio me realizaron mi segunda resonancia magnética de seguimiento. Enseguida envíe los resultados a mis Neurocirujanos en España.
Mientras esperaba su respuesta, veía las imágenes una y otra vez, pero como siempre yo no encontraba nada. Definitivamente ya no es tan evidente distinguir los restos de "Pepe". Cuando era grande era fácil verle, ahora ya no estoy tan segura de reconocerle.
El informe del radiólogo tenía muchas palabras extrañas. Aún un neófito como yo, es capaz de interpretar lo que hablaba de "Pepín": su ubicación, su tamaño, los cambios en el tallo de la hipófisis, etc. Al final de todo podía leerse:
"Quiasma óptico e hipotálamos respetados. Hemisferios cerebrales, ganglios basales, tálamos, tallo cerebral y cerebelo son normales. Meninges y aracnoides normales"

Respetados y Normales. Ese par de palabras sonaba a gloria ante mis ojos.

La respuesta de los médicos llegó pocos días después, me informaban que no había cambios en "Pepín", se mantenía estable. Por lo tanto seguíamos con las mismas indicaciones: No hace falta tratarlo.
La próxima revisión será en Diciembre y si todo continúa igual,  pasaríamos al esquema de una revisión por año. Me envió estas imágenes comparativas de mi resonancia de Diciembre 2016 y la de Junio 2017.
La verdad no me queda muy clara la presencia de "Pepín". Creo que es ese bulto debajo de una de las carótidas(circulitos al centro de la imagen).


En fin, no torzamos mas los ojos y hagamos caso de las observaciones del médico.

Aún sigo con 5mg de Hidrocortisona diaria. En estos días me toca hacerme unos nuevos estudios para enviar al endocrinólogo. Si los niveles continúan normales, podré decirle adios a los corticoides.

Muy pronto se cumplirá el año de cuando hice público mi padecimiento. Muchas cosas cambian, pero si nuestra vida fuese una ecuación con muchas variables y una constante. Podríamos cambiar todas las variables que quisiéramos. Pero la constante "vida" se mantendrá, hasta que llegue ese momento en que nos apliquen una "derivada",  la constante se vuelva cero y con ello nuestra vida termine.

Así que, aprovechando que no me han "derivado". He querido agregar nuevas variables a mi ecuación. En Mayo, me animé a tomar un curso de Iniciación a la guitarra Hawaiana o ukelele.
Mi principal motivación fue tocar en mi congregación.
Quizá muchos de ustedes no lo sepan, pero desde hace años, cada domingo selecciono las lecturas y cantos que entonaremos en la iglesia. Muchos músicos han pasado por nuestra congregación. Los que permanecemos nos hemos acostumbrado a cantar sin música, acompañados por el ritmo básico de un pandero que yo suelo llevar.
Karla, una amiga muy querida. Músico desde hace muchos años, comentó en una ocasión que el ukelele era uno de los mejores instrumentos para iniciar en la música. Esas palabras quedaron grabadas en mi mente. Años atrás había intentado aprender guitarra, pero rápidamente me frustré al no poder controlar mis torpes dedos.
Mientras estaba en España me repetía una y otra vez "Tomaré clases de ukelele".
Finalmente se dio la oportunidad y hoy me siento muy contenta de tener un hobby nuevo. No soy experta, pero ¿Que creen? ¡Ya no cantamos sin música!
Todos los domingos el pequeño estuche de mi ukelele causa sonrisas en mi congregación y sus acordes (en ocasiones no tan armónicos) acompañan nuestras voces.

Pero no todo es música para los domingos. Con la ayuda del internet tengo acceso a acordes de canciones de Leo Dan, Roberto Carlos, Caifanes, El Tri y ¡muchos mas!.

Como estamos en el norte y mi yo interno baila de "vueltecitas"  al ritmo del norteño, ¿por qué no intentar algo del Sr. Ramon Ayala?  Les comparto este vídeo donde pueden verme "Vivita y Ukeleando"









lunes, 8 de mayo de 2017

El día que conocimos a Pepe - Parte final

Me recuerdo de niña, sentada frente al librero. En mis manos había una cinta vieja 8 tracks de Cri-crí, el grillito cantor. Me encantaba escucharla una y otra vez, hasta que un día el aparato dejó de funcionar.
Mi canción favorita era la de los tres cochinitos.
Me gustaba el cochinito pequeño, el que quería trabajar para ayudar a su mamá. Me gustaba mas el hecho de que fuera el pequeño, porque yo también era la pequeña de tres hermanas. En mi infancia hay muchos recuerdos de las carencias que vivíamos como familia numerosa, al ser la mas pequeña, me daba cuenta de lo difícil que podía resultar que mis hermanos mayores tuvieran todo lo que necesitaban para la escuela, por ello siempre fui extremadamente cuidadosa con mis cosas y pedía lo menos que podía. No trabajaba, pero gastar menos era mi forma de ayudar a Mamá.

¿Porque me dolía tanto decirle a Mamá que estaba enferma?, Quería cuidarla, protegerla, no causarle dolor. Tiempo atrás mis hermanas mayores habían enfermado de gravedad, 1997 un crecimiento anormal en la glándula del timo y 2009 un cáncer.

No soy madre, pero ¿Cómo le dices a una Madre que se prepare nuevamente para ver a una de sus hijas desfilar hacia a el Quirófano?,  a su hija, esa que no enfermaba nunca.
Cuando mi hermana enfermó de cáncer fue un proceso muy largo. Tanto mi Madre como yo, estuvimos viajando a España para acompañar a mi hermana en su tratamiento. En uno de esos viajes, con lagrimas en los ojos ella me decía al despedirnos
"Gracias por estar para aquí, por ser nuestro apoyo en esta difícil etapa. Espero nunca te pase nada a tí, porque no podría resistirlo". 
En mi mente repetía ese recuerdo, me dolía mucho tener que darle la noticia. Ella es fuerte, resistiría, cómo tantas veces lo ha hecho en su vida, por ella, por nosotros...

Las dos en punto, ya estábamos en la consulta del neurocirujano.
-¿Traen los resultados?
-¡No!, me los entregaran hasta al sábado.
-Deja llamar al laboratorio, para ver si pueden enviarme algo... nada. Hoy por la noche o mañana temprano, nos enviaran un enlace para consultar los resultados en línea. Te explico un poco.

Con la ayuda de un modelo del cráneo y cerebro nos mostró donde se encuentra la hipófisis o glándula pituitaria: la silla turca.
-Ésta glándula es "el maestro" de la orquesta, tiene una gran variedad de tejidos celulares para coordinar el resto de las glándulas del cuerpo. Al ser un tejido tan especial, algunas células pueden "volverse locas" y tener un crecimiento anormal. Algunos son asintomáticos y se descubren hasta que al crecer tanto, se desborda de la cavidad de la silla turca, comienzan a ocupar la cavidad ocular y provocan problemas de visión y cefáleas. Son 100% operables, algunos  pueden reducir su tamaño con medicamento. Suelen ser de una consistencia blanda, por lo que es posible extraerlos a través de la nariz.

Fue entonces, cuando saco su teléfono y nos mostró una foto de mi MRI. Era todo lo que tenía pero suficiente para al menos saber que tipo de tumor tenía. El radiólogo al encontrarlo, hizo una fotografía a la imagen de la pantalla, la envío al Dr. Calderón, éste al neurocirujano .
Ahí le conocimos,  fue la primera vez que le vimos...Pepe.

Salimos de la consulta tranquilos. El neurocirujano saldría rumbo a un congreso, pero mientras  nos enviaban mis resultados, me pidió que me realizará una campimetría -como la que no quise hacerme antes- para evaluar cuan afectada estaba mi visión.

Llegamos a casa de Mamá y con toda calma pude decirle lo que me pasaba. Yo no perdí la calma, ella tampoco, supongo que ambas nos estábamos cuidando. "De tal palo tal astilla", las dos tragamos saliva y permanecimos fuertes. Fuertes hasta el final.

miércoles, 3 de mayo de 2017

El día que conocimos a Pepe - Segunda Parte

Llegó el día 28 de abril, la cita era a las 8:00 de la mañana. Debía presentarme libre de metales y en ayunas (por si se requería el uso de algún químico de contraste).
Recuerdo que era Jueves, ése día Sergio entraba a la universidad a las 11:00 am, el horario parecía ajustarse perfectamente para nuestras actividades.

Después de rellenar todos los engorrosos formularios, entre a la cámara magnética.
-Recuéstese, permanezca inmóvil y relajada. El proceso dura alrededor de 25 minutos. Escuchará una serie de sonidos. Póngase estos tapones en los oídos.
Si siente pánico o cualquier incomodidad presione este botón y le sacaremos del imán. Pero tendríamos que volver a empezar. Si el radiólogo cree que es necesario observar algo a detalle, detendremos el proceso para introducir el químico de contraste por vía intravenosa y continuaremos por otros 20 minutos.
-¡Gulp!
-¿Ok? ¿Alguna duda? ¿Esta lista?
-Si.

El día anterior mi hermana me había dicho
- Estarás bien, no será nada -ajá y entonces, ¿para que pago?, ya saben mi lado "codo"-
- Repite una y otra vez "Yo soy salud, yo soy vida, yo soy salud"

Mientras estaba dentro de la máquina, con esos sonidos que me hacían recordar a las computadoras futuristas de las películas del Santo y Blue Demon; Mi hemisferio izquierdo me enviaba un pensamiento: ¡Ojalá si tenga algo, porque esto está constando mucho! - vaya ese lado "codo" no estaba dispuesto a dejarme ¡nunca!-  !Mensa!, ¡No!, mejor no tener nada. Respira "Yo soy salud, Yo soy vida, Yo soy salud. Yo soy salud, Yo soy vida, Yo soy salud.... yo.. yo..."

Finalmente la maquina se detiene.
- ¿Como se siente?, ¿todo bien?
- Si
- Voy a colocar una vía para el líquido de contraste.

Quizá no se ve nada y hay que asegurarse de que en verdad no hay nada -hablaba mi lado optimista-.
Cuando pasaron los otros 20 minutos y la chica que me atendía me sacó con mas cuidado del que me había prestado inicialmente, pero además tenía esa extraña mirada de "compasión" en sus ojos, supe que algo no estaba bien. Aún así quise continuar positiva.

Esperábamos nuestro turno para pagar el uso del químico, cuando sonó mi teléfono móvil. El identificador de llamadas mostraba un número que no estaba en mi lista de contactos.
- ¿Marcia?
- Si
- ¿Cómo estas?, Habla el Doctor Calderón. ¿Como te has sentido?
- Igual doctor, cansancio, mareo, nauseas, molestias de visión...
- Si, claro. Escúchame bien lo que te voy a decir. Necesito que en este mismo momento vayas a ver al Neurocirujano. Es importante que vayas para que realice una Evaluación. Él saldrá mañana de la ciudad pero va a verte hoy, vé en este momento a su consultorio. No lo dejes pasar por favor.
- Ok

Colgué, me senté y sentí cómo ese nudo en mi garganta se deshacía hasta mis ojos vibrantes a punto de llorar.
-¿Que pasa? -dijo Sergio
-No se, creo que tengo algo
-¿Pero que?
-No se, tengo que ir al neurocirujano....
¿Cómo le voy a decir a mi Mamá que tengo algo?

En ese momento no pude contener mas las lagrimas. Lloré.

 Aún ahora que estoy recordando este episodio de mi vida, me cuesta mucho aclarar que sensaciones, pensamientos y sentimientos experimenté. Fue como si el tiempo se detuviese y sólo pensaba en mi mamá. Luego pensé que tenía a toda mi familia para ayudarme, que si era algo grave podía irme a España con mi hermana.

Los resultados estarían listos hasta el sábado. ¿Que le dijeron al doctor? ¿Que vieron?. Subimos al auto para ir a ver al neurocirujano. Eran cerca de las diez de la mañana, el Neurocirujano no estaba en su consultorio, me atendería hasta las dos de la tarde. Volvimos a casa.
En el camino ambos le dábamos vuelta a los pensamientos,  pero... ¿que vieron?,  ¡No será nada!, ¡Estarán confabulados! ¡No!, ¿Como crees?, ¡son profesionales!.

Llegamos a casa, nos estaban esperando. Con todo lo que había pasado, olvidé que me estaban esperando para hacer la limpieza de casa.
- ¿Llamarás a tu mamá? ¿al doctor Calderon?, cualquier cosa me avisas, me voy a la escuela. ¡Desayunas!

Aún seguía en ese extraño estado de espera, inquebrantable, inamovible. Llamé al doctor para avisarle que el Neurocirujano me vería hasta las dos de la tarde. Con toda mi entereza y cinismo le pregunté:
-¿Que pasó doctor?, ¿Que vieron?...¿Tengo toxoplasmosis? ¿Cisticercosis? -por los tacos de adobada- ... o un ... ¿tumor?
-Tienes un tumor Marcia, de buen tamaño y es muy probable que te tengan que operar. Pero sólo el neurocirujano puede darte los detalles.
-¡Ah! ¡ok!, entonces esperaré. Gracias.

Sin perder la compostura, dije a Estelita (la persona que me ayudaba en casa)  "Tengo un tumor en la cabeza y parece que me tienen que operar, subiré a recostarme" 

Llame a Sergio, repetí la misma frase. Llamé a mi mama para decirle "estoy bien, pero hay que esperar a que un neurocirujano vea los estudios" - mentí -.

Recostada en mi habitación, llamé a mi hermana en España
- Anda! la tía Eva! ¿Que paso? ¿como fue todo?
- Mal, tengo un tumor en la cabeza -no pude hablar mas, rompí en llanto-
Cuando por fin me tranquilicé, le conté que aún no sabía nada mas. Que teníamos que esperar un poco mas para saber. Que no estaba asustada, pero si estaba preocupada por mi mamá. Que si era grave quería irme con ella.
- ¡Por supuesto!. Vente conmigo, yo aquí te cuido. No dejes de llamarme cuando salgas de la consulta. Estaré esperando tu llamada, no importa la hora que sea.

Eran las 12 del mediodía,  faltaban dos horas y yo seguía sin desayunar.

martes, 2 de mayo de 2017

El día que conocimos a Pepe - Primera parte

Pepe era mi tumor. Aquí pueden leer un escrito del 28 de Mayo del 2016, en el que cuento el por qué del nombre.

Cerré el año 2015 con una sobredosis de cansancio. Entrega de proyecto y cierre de semestre en Preparatoria Xochicalco. Había sido un año agotador.
El 2016 se vislumbraba mejor. Conseguí un nuevo contrato para continuar con el proyecto que acababa de liberar, así que tomé la decisión de abandonar la docencia y recuperar mis actividades de esparcimiento(ejercicio, perros, gatos, etc).

Ese último semestre había experimentado dolor de cabeza, dolor ocular.
En ocasiones me costaba mucho enfocar la vista, tallaba constantemente mi ojo o  lo tapaba con una mano. Meses atrás había acudido al oftalmólogo, porque desde hace un par de años que venía experimentado pérdida de la visión periférica.
Cuando el médico supo de mis extensas jornadas de trabajo, sugirió que me realizará una campimetría, para poder tener un precedente de mi pérdida de visión. Sin embargo no lo consideró mandatorio. "Cuando el cerebro estaba cansado, lo primero que se pierde es la visión periférica" -me dijo-.
Salí de ahí con la recomendación de comprimir mi jornada laboral, dormir mas y con un cambio en la graduación de mis lentes.

Sergio siempre me decía que era un poco "Mellman" -cómo ese personaje hipocondriaco de la película Madgascar- , así que no me hice el estudio. No lo consideré importante, "Será el cansancio"

Inicié 2016 con todo el optimismo. En mas de una ocasión intenté retomar mi rutina de ejercicio y paseo perruno, pero no podía. El trabajo seguía un ritmo que yo no podía seguir. Cada día me costaba mas ir a trabajar. Mis compañeros solían decirme "Eva tomate unas vacaciones, te hacen falta".

Un día uno de ellos no fue tan amable:
-Eva, te ves muy mal.
-Es que no me maquillé.
-No, no es eso, te ves mal.
-Si, me siento mal. Creo que estoy anémica o tengo parásitos gatunos. Me haré unos estudios en cuanto me paguen ¿Conoces algún buen médico?
-Si.

Era tiempo de que atendiera todos los aspectos de mi salud que había dejado atrás.
Me realicé los análisis. Había un ligero grado de anemia. Nuevamente no le di mucha importancia "Después voy al médico".

Afortunadamente un día desperté con un dolor de cabeza y dolor de cuerpo insoportable. Éste fue incrementando a lo largo del día, me sentía peor que nunca y no me quedó mas remedio que ir con el médico que me habían recomendado.
Fue poco vergonzoso cuando preguntaron mi edad y mi madre estaba sentada al lado mío. Pero la verdad era que me sentía tan mal, que no pude negarme a que me acompañara. Conté al médico como me sentía en los últimos meses.
Lo que me llevó ahí fue un cuadro de influenza. Pero el médico se tomo el tiempo suficiente para examinarme. Poniendo especial atención en el malestar de mi ojo derecho :
"Se observa algo de presión en la parte posterior del ojo, además tienes mucha irritación. Te recomiendo que una vez que termines el medicamento de la influenza y pasen unos 15 días te realices una resonancia magnética para que hagan una exploración en la zona ocular. Es muy importante que la hagas."

Menos mal que mi Madre estuvo conmigo en la cita, porque no había día en el que no me preguntara:
-¿Eva Marcia, ya pusiste la cita?.  

 En mis pensamientos creía que podía estar en una depresión, ¡Cómo iba a pagar 7000 pesos, por el MRI! ¿¡para qué!? ¿para terminar en una consulta con el psiquiatra o psicólogo?.
Como todos ustedes que son hijos, deben de saber que es imposible ganarle a una madre preocupada. Menos cuando estuvo contigo en la consulta y escuchó las recomendaciones médicas.
Finalmente puse la cita, 28 de abril del 2016.

Pepe

28 de mayo de 2016
Ese es el nombre del habitante de mi cráneo.

¿Por qué Pepe? ... no lo se, sólo se que un día mientras pasaba una y otra vez las imágenes del MRI. Observaba su forma, el espacio que ocupa dentro de mi cabeza, su orientación que lastima mi ojo y así de la nada  sentí la necesidad de nombrarle, "el Pepe"... mi Pepe.

Es raro en mí que acepte cosas sin razonar, pero cuando me dijeron de la existencia de Pepe lo acepté rápidamente.

Era la solución a todos los malestares que me han acompañado en mi vida. Hice remembranzas para encontrar desde cuando él estaba conmigo ¡imposible de saber! Sólo lo acepté y descansé de saber que Él es el culpable de mis repentinos hundimientos.
¿Por qué le he puesto Pepe? ¿por qué ese nombre? 
Se leerá raro, macabro, dañado; pero un habitante de mi cabeza, se merece tener nombre. Sobre todo si después de retirarle mi hospitalidad, se lleva con Él parte de mi desbordada personalidad, producto de mi mal funcionamiento glandular.

Aunque también podría ser que Pepe,  nada tenga que ver con mi otro "mal de la cabeza" y que una vez que abandone su habitación yo siga igual de desbordada.

Esta bien Marcia, ya justificaste por qué le has puesto nombre, pero ¿Por qué Pepe?.
La pregunta seguía haciendo eco en mis pensamientos.

Ayer tuve una epifanía, de esas que ocurren cuando las neuronas hacen sinapsis aleatorias, pasan del pensamiento inconsciente al consciente e irrumpen fuertemente en la cabeza:
Cuando un científico o investigador descubre una estrella, teoría o huracán suelen llamarle con su nombre. El nombre de su descubridor. 
José es el nombre del médico que hizo el hallazgo. En el subconsciente mi mente eligió que debía nombrarle Pepe (de cariño) y así fue, su nombre es Pepe.


sábado, 25 de marzo de 2017

Dos meses en casa

Llegué a Ensenada en la madrugada del pasado 25 de Enero.
Cómo es casi imposible ver a todas las personas que se han preocupado por mí. Prefiero escribir y compartir con todos como llegué, cómo me recibió Ensenada, cómo estoy y en que ando.

Mi primera sensación al entrar en casa fue "que amplia y vacía". Cinco meses sin visualizar un espacio le juega trucos al cerebro. Piensas que recuerdas todo bien, pero al volver a ver las cosas se producen sensaciones diferentes. Sobre todo si consideramos que los últimos meses en casa, no habían sido de lo mas placenteros por mi condición de salud. Volver sana, con nueva energía y con mi vista recuperada marcaba la mayor diferencia.

Fuera de lo que tardé en adaptarme al cambio de uso horario, mejor conocido cómo Jet Lag <<inserte aquí tono burlón y carcajada de mi hermano mayor >>. Todo ha fluído de maravilla.
¡Vuelvo a ser yo!

La rutina diaria, trabajo, casa, mascotas, limpieza, etc. Ya no significa martirio. Todo lo que acontece a mi alrededor lo veo (en sentido literal y figurado), percibo y siento de forma distinta. Aún cuando permanezca mucho tiempo trabajando o cuando mas de un cliente me persiga a la vez. Puedo controlar el stress y llegar a casa aún con energía y alegría.

Es difícil de explicar como me siento ahora. Tendrían que haber convivido conmigo 24 horas para conocer el antes y entender mi ahora. A veces me parece injusto resumirlo en un "estoy bien". Pero tampoco puedo ir contando la misma historia a todas las personas que me preguntan ¿como estoy?. Quizá sólo querían escuchar "bien" y yo a veces me desbordo en tratar de explicar cómo es que me siento.

Caminar, correr, andar en bicicleta por las calles de "mi" ciudad, da lugar a diversas emociones: Libertad, asombro y satisfacción. Me siento "poderosa" de nuevo, sin miedo a caer. Mi ojos no dejan de observar cosas "nuevas" en la ciudad. Antes un viaje en auto implicaba cerrar los ojos, estaba a ciegas. Hoy los puedo mantener abiertos, aunque eso signifique que me tenga que encontrar con una ciudad sucia y descuidada. No importa. No quiero volver a cerrarlos.

¿Que sigue de mi salud?
Pues, ésta semana me haré los análisis para medir los niveles de cortisol y tiroides. Si todo sale bien, después de casi 7 meses podré decir adios a los corticoides. En otros dos meses me toca Resonancia Magnética para el control con el neurocirujano.
Por lo pronto les puedo adelantar que me siento y estoy ¡estupendamente bien!. Agradecida con Dios por toda esta experiencia. Ese Dios del cual todos fuimos hechos a imagen y semejanza. Que aunque tu lo niegues yo lo percibo a través de tí, en mí. En todas esas magnificas coincidencias y casualidades que forman nuestros lazos de familia, amor, amistad.

El año pasado se abrió un paréntesis que fue muy largo, pero este año se cerró. La lectura de la vida sigue su curso y no sé con cuantos otros paréntesis me vaya encontrar. Pero sé que cada uno de ellos tiene algo para aportar,  hasta que lleguemos al punto final.

Mi paréntesis tuvo de todo. Cada momento lo atesoro en mi corazón, en mi pensamiento. Me quedo con el amor incondicional de mi familia,  con la fortaleza de mi madre, con la devoción de Sergio, con las miles de risas y platicas que compartí con mi hermana Maya, con mis sobrinas tejedoras y su "me da igual", con la hospitalidad y provisión de mi cuñado Alvaro, con los buenos deseos de todos los buenos amigos, con las oraciones de mis hermanos en Cristo.
También guardo las lagrimas , el sufrimiento y la angustia que vivieron todos aquellos que me aman. Cuando pienso en ello, aún me forma un nudo en la garganta que hace que mis ojos vibren.

Hay una cicatriz invisible, su marca se ha quedado en este presente donde tengo un antes y después de "pepe".  Las cosas nunca serán igual, tampoco las quiero catalogar cómo mejores o peores. Sólo se que mientras cada mañana vea el sol, tengo la oportunidad de levantarme y vivir.

¡Sí, sólo vivir!





sábado, 14 de enero de 2017

Otros 10 miligramos mas cerca ..


En el catorceavo día del año les informo que ya paso el día cuatro.  ¡Duh! ¡Obvio! ¿no?.
Si han leído mis escritos anteriores, recordaran que esperaba ansiosa por la llegada del día cuatro de Enero, pues ése era el día de mi cita con mi neurocirujano para conocer el siguiente paso de mi tratamiento. Aunque me siento muy bien y aquí me lo "paso bomba", ese día no podía evitar sentirme nerviosa.

En el hospital, obsesivamente devoraba los dulces de mi Candy Crush, que no reconocí a mi doctora cuando paso frente a nosotros. Pero no fue sólo mi grado de enajenación, si no que ella ya no llevaba esa melena alocada con la que la recordaba meses atrás (¡MESES! ¡Que fuerte!).

"Año nuevo, cabello nuevo", nos dijo en la consulta.

Mi doctora es una persona muy cálida y simpática. Habla mucho y muy rápido, abro los ojos grandes para escucharle mejor, aunque suene absurdo, pareciera que por alguna extraña razón esa técnica funciona.
"He visto tu resonancia y me alegré mucho de ver el resultado. Aunque yo sabía que habíamos removido una buena parte del tumor. El sangrado que tuviste, no nos dió la oportunidad de dar una segunda pasada. Así que, al igual que tu yo también esperaba ansiosa por el resultado. Con gran alegría te informo que removimos el 90% del tumor"
Posteriormente, me explico que considerando que los restos tumorales son pequeños y que una de las consecuencias de la radioterapia es el daño total de la glándula hipófisis, tenemos que evaluar muy bien mi estado.
Hasta ahora sólo tengo un daño parcial en la glándula hipófisis. Hay ciertas hormonas de las cuales podemos prescindir o utilizar terapia de reemplazo.  En el caso especifico de la Hormona estimulante de la corteza suprarrenal ACTH (para lo cual estoy tomando los corticoides). No existe una forma artificial de simular la secreción "normal". Es imprescindible para el cuerpo, pero no existe un patrón de secreción. Se producen "shoots"en situaciones de estres o cambios importantes.

Sólo si el endocrinólogo confirma que no "sirvo", entonces continuar con la radioterapia sería la primer opción. No hay prisa, porque mi tumor es de crecimiento lento y aún "soy joven" para quedarme sin hipófisis. La sugerencia médica es mantener seguimiento de los restos tumorales, continuar con las visitas al endocrinologo y muy probablemente podamos posponer la radio cinco, diez años o para siempre.

Salí de la consulta, con un carga menos. No puedo expresarles como me sentí. Mi hermana me preguntó ¿Ya mas tranquila?, respiré y lloré.  No se si de emoción o de nervios acumulados. Sentí alegría, "volvería a casa",  pero también mucha tristeza de dejar a esta parte de mi familia que me ha cuidado y mimado durante toda esta etapa.

Esta semana visité al endocrinólogo, me tocaba la revisión de los dos meses. Mis niveles de tiroides y ACTH se mantienen dentro de los rangos normales. Por lo cual me redujeron nuevamente la dosis de Hidroaltesona de 20mg a 10 mg al día, ya sólo  tomaré media pastilla por las mañanas. En dos meses nuevamente tengo analítica de sangre y quizá me retiren la dosis por completo.
Según el médico, si está en funcionamiento la producción de ACTH, pero aún no podemos saber si esta al 100%. Así que salí de la consulta con una dosis menor y con una instrucción que tengo que llevar a todas partes
"En caso de estrés médico-quirúrgico suficientemente grave, doblará o triplicará la dosis de Hidroaltesona o utilizará la vía parenteral (Actocrotina)"
 Traducción, "en caso de accidente puede que esta individua no produzca ACTH, denle un shot"

¡Todo esta listo para cruzar para el charco! ¡Volaré el próximo 24 de Enero!


¡Gracias a cada uno de ustedes que han estado al pendiente de mi salud y que me envían sus buenos deseos!
¡Nos vemos pronto!

sábado, 7 de enero de 2017

Norte ando...

Llegó el final del año 2016, esta vez me tocó pasarlo en San Sebastían en la comunidad autonoma del País Vasco, al norte de España.
Emprendimos un viaje de casi 10 horas en coche hasta alcanzar la costa del mar cantábrico.
Al salir de Granada, te topas con Jaen con inmesos campos cubiertos de Olivos.
Una espesa neblina nos acompañaba en el camino, era casi imposible de divisar los molinos de viento que indican que hemos llegado a la comunidad de  Castilla - La Mancha. Con el pasar de los kilométros, dejamos la neblina atrás para dar lugar a una gran meseta "Aquí se siembran melones en verano". La carretera estaba bordeada por cientos de generadores de energía éolica.
Entre juegos de palabras encadenadas, campos semánticos, cuentos colectivos, "veo veo" y una que otra pestañeada llegamos al norte. Las señales de la carretera son bilingües Euskera y Castellano. Paisajes de cuentos de montañas al estilo Heidi o la colina de Pony de Candy Candy. Grandes caseríos en la montaña con cientos de ovejas pastando.

En San Sebastian, la brisa del mar, la humedad  y una secuencia de estornudos casi me hizo sentir en casa, en Ensenada. La casa de los padres de mi cuñado se encuentra en una zona provilegiada de la ciudad. Justo al frente de la bahía de la concha y a escasos metros del centro, con una vista impresionante desde el jardín.


La ciudad "suena" diferente, otro acento, perfecta vocalización y mucha cortesía. Muy diferente al acento Granadino o a la algarabía andaluza con su arquitectura arabe, aquí los edificios se ven mas"garigoleados". Según la información de Turismo son de estilo Romático con un marcado estilo francés o"Belle epoque", lo cual le ha hecho ganar el nombre de "La Pequeña Paris".
Bellos y amplios paseos adornan la ciudad.


Comer rápido es fácil en la zona vieja de la ciudad. Los bares te reciben con las barras llenas de pintxos(pequeñas raciones de comida en palillos). Escoge los que te apetezcan y al final te cobran contando los palillos. Sería fácil esconder los palillos y no pagar todo lo que comiste, pero es casi como el código de honor de comer tacos ante el ojo vigilante del taquero, dice la leyenda que "El siempre sabe cuantos te comiste".

Fue mi primera vez en despedir el año intentando comer las doce uvas al ritmo de las doce campanadas que anuncian la llegada del año nuevo.
¡Adiós 2016, te llevaré siempre en mis recuerdos!
El domingo 1 de enero, lo empezaría como todos mis domingos de los últimos años. Aunque soy evangélica, no quise irme de esta bella ciudad sin asistir a Misa, admirar la liturgia tradicional y escuchar el enorme órgano tubular en la Catedral del Buen Pastor. Un hermoso templo de estilo Neogótico

El viaje llegó a su fin, pero no podía irme de San Sebastian sin disfrutar de una comida al estilo vasco: Chistorra,Chuleton de buey a las brasas y de postre un buen trozo de Pantxineta,



Comienza un año oficial, pero no se olviden que cada día es una oportunidad para ¡comenzar de nuevo!