miércoles, 7 de noviembre de 2018

El IMSS y los ricos también lloran

Continuando con la inspiración de temas de telenovela, no es que sea rica, pero si muy llorona. Podemos decir que soy pobre para un rico, pero rica comparada con alguien que se desarrolla en un contexto con menores condiciones de empleo, educación y salud de las que yo disfruto.

Hace mas de dos meses que regresé a México. Poco a poco me he ido reencontrando con caras conocidas y voy contando acerca de mi estado de salud.

Responder un ¿Cómo estas?, nunca había sido tan complicado. Generalmente respondemos "bien" y ahí termina todo. En mi caso, no se si es una pregunta de cortesía o si esa persona en verdad quiere saber de mi salud. Así que voy sorteando y analizando si la respuesta incluirá la actualización de salud, amplia, limitada o nula.

Responder verdaderamente a un ¿como estoy?, implicaría cruzar el análisis de mi sistema endocrino  con mi percepción de la vida, el presente, el futuro;  y eso no es un tema que podamos debatir en una lectura como esta. Lo que si puedo contarles es que mi tratamiento terminó sin complicaciones o efectos secundarios. Mi cabeza no se quemó, ni explotó; tampoco se me salió el cerebro por la nariz. Bueno, ninguna de esas cosas podía pasar, sólo estaba exagerando un poco.

Al finalizar las siete sesiones de radiación, solo experimenté un poco de cansancio, nauseas y bochornos. ¡Si bochornos!, les recuerdo que la menopausia prematura fue una de las consecuencias de mi padecimiento.

Ya me "frieron" la cabeza, entonces ¿Que sigue?...pues esperar.

En este momento no es recomendable realizar resonancia magnética o evaluación endocrina. Debido a que después de la radiación, la zona podría estar inflamada y arrojar falsos resultados.

El médico nos explicó que Pepe Macroadenoma hipofisiario, no desaparece. La radiación mata todas las células que quedaban vivas y con el paso del tiempo, Pepe se irá resecando o encapsulando.

¡Jo!¡Yo que pensaba que se iba a desintegrar y me quedarían cenizas dentro de la cabeza!

El tratamiento que recibí es una obra maestra coordinada por un equipo de oncólogos, radiólogos y  físicos. Ellos analizaron con precisión milimétrica el caso y tras correr muchas simulaciones, prescriben el tratamiento que se enfocará en destruir las células del tumor, procurando no dañar la parte sana de mi glándula Hipófisis.

Mi siguiente control médico es en seis meses: Resonancia Magnética y Endocrinólogo. Evaluaran como están las cosas dentro de mi cabeza -en términos estrictamente biológico, lo otro ya es caso perdido- y como están operando todos mis sistemas glandulares. Aquí es donde entra la historia del IMSS y mi llanto de "rica"

Tuve la brillante idea de ejercer mis derechos de trabajador para dar seguimiento de mi salud en el IMSS. ¿que podía perder? ¿tiempo?. ¡Total!,¡faltan muchos meses para mi control médico!.

Era mi primera vez en el IMSS. Esperaba que me trataran un poco como "chancla" de un lado a otro, porque no se nada del protocolo de atención al derecho habiente. Sin embargo me lleve una agradable sorpresa, pues toda la atención fue muy amable y rápida. Se sentía un ambiente relajado y se veían muchas sonrisas en toda la clínica.

Aún con sus carencias (no hay médico internista, endocrinólogo o neurocirujano), el médico familiar hizo su mayor esfuerzo para conseguirme atención médica, pues según su percepción mi caso ya había escalado todos los niveles de prioridad. Salí muy contenta con un pase para consultar al neurocirujano en la clínica de especialidades en menos de 20 días. ¡Wow!

Para el día de mi consulta, ordené cronológicamente todos mis informes médicos, análisis de sangre y resonancias magnéticas.  Un poco nerviosa -con cara de pajarito, dice mi hermana- entramos al consultorio. Lo primero que observe fue a un médico muy joven cuya bata tenía una leyenda de "Traumatología", bueno  "Quizá sea prestada" pensé.

Pero no era prestada, en verdad era un traumatólogo porque en Neurocirugía Ensenada, sólo se atiende casos relacionados con la columna vertebral. Todo lo relacionado a tumores cerebrales los envían a Tijuana. No hay neurocirujano en IMSS Ensenada, ni saben cuando habrá.

No me angustié mucho, afortunadamente mi caso ya está solucionado, es sólo un seguimiento y lo mejor es que aún faltan seis meses para mi control médico, ¡No pasa nada!.

Detrás de la hoja me escribió con letra ilegible los pasos a seguir
- Sellar vigencia de derechos
- Ir a jefatura de traumatología y dirección
- Citas primera vez Tijuana

Al siguiente día, después de corretear sellos y firmas -tengo tiempo ¡No pasa Nada!-, Me formé en la cola de "Citas Primera vez Tijuana", pero no sabía que tenía que llevar copias extras de mi tarjeta de citas. ¡No pasa Nada!, vuelvo mañana.  Por asuntos de trabajo, mi "mañana" se tornó en varios días. Llegué a la clínica con la mejor disposición de hacer cola y para mi sorpresa no había nadie.

En la pared se observaba un letrero "Citas Primera vez Tijuana Lunes a viernes 8:30-13:00",en el mostrador había otra hoja "CERRADO 8:30-13:00".

- ¡Hola! ¿esta cerrado o abierto?
- Depende, ¿que se le ofrece?
- ¡ah!, tengo un pase para cita en Tijuana
- Dejeme ver....
Se dirige a su compañera y le pregunta
-¿Me quedo con la hoja?
- A ver ... ¡ah! ¡No!.. ¡Que vuelva hasta Enero!
Se dirige nuevamente conmigo
- No se puede, vuelva en Enero
-¿En en serio?
-Si, no hay agenda.
-¿Pero como?, ¿si tengo un pase y está firmado por el director?
-Si, pero no hay citas.

Me río, sacudo la cabeza incrédula y salgo del lugar ¡No pasa nada! vuelvo en Enero.

Pero conforme voy caminando al estacionamiento, una avalancha de pensamientos atacan mi cabeza. Repaso la escena, las palabras, las actitudes, el desdén con el que desestimaron mi cita. Esta bien, no estoy grave, ¡pero necesito una evaluación!, ¡Bah! ¡No necesito IMSS!, ¡Me atiendo por fuera!.

Me embarga un sentimiento de ansiedad, duda, desesperación. Me siento enfurecida, frustrada, humillada, disminuida.Comienzo a cuestionarme: ¿por qué me fui?, ¿por qué no pedí una explicación o exigí atención? ¿porque no pedí hablar con alguien mas? ¿le hablo a mi contacto para que me ayude a conseguir cita?

Poco a poco me hundía mas en mi ansiedad, ¿y si estuviera grave?, bueno, no lo estoy, ¿y si me hubieran tratado así cuando en verdad lo necesitaba? ¡Me muero!.

En esa red de hubieras del pasado y auto-respuestas del presente. Sentía que mi ombligo era una especie de agujero negro que estaba tirando de todo mi cuerpo, el pecho me empezó a doler y me faltaba el aire. Pensé en todas las personas cuya única opción es acudir al IMSS, ¿cuantos se van a morir antes de que llegue Enero? ¿Cuanto hay que  mendigar para recibir con cuentagotas un derecho? ¡No es gratuito! ¡Ni siquiera es para todos los mexicanos!, ¡Sólo es para los que trabajan y sus familias!.

Yo me ofendí, sufrí un ataque de ansiedad por sentirme atropellada. La realidad en nuestro país es que hay millones de personas que viven esto todos los días y no hacen un escándalo como el mío, es lo normal, no encontrar respuesta, no hay derechos para ellos.

¡Oh!¡Pequeña burguesa! Pisotean tus derechos y te das la vuelta, te pones a llorar y corres al seno familiar para aliviar tus carencias. ¿Que sabes de sufrir o carecer?.

Con las redes sociales, todos somos analistas económicos y eruditos del contexto social, nos quejamos del sistema, de la corrupción, de los impuestos, de lo jodido que estamos, opinamos y debatimos  mientras chocamos copas de vino y vasos de cerveza artesanal.

Tan lejos de la realidad, tan superficial, tan ensimismados.

¿Cómo estoy?... un poco mas histérica, pero ¡bien!

domingo, 5 de agosto de 2018

¡Me hierve la cabeza!

Esta vez mis asociaciones están bastante ochenteras.

¿Recuerdas a Jaime Palillo decir ésta frase, mientras se llevaba las manos a la cabeza?.
Si naciste a mediados de los ochentas o de pequeño tenías televisión por cable, probablemente no tengas la menor idea de quien es Jaime Palillo y por que repetía constantemente ¡Me hierve la cabeza!

El miércoles primero de agosto inicié en Málaga mi tratamiento  de Radiocirugía Estereotáxica Fraccionada.

Por la ubicación de los restos tumorales (aka Pepe, pepín, canallín yin yin) no fue posible realizarse en una sola sesión. Hace dos años, el nervió óptico estaba oprimido por el tumor y durante la cirugía los médicos hicieron todo lo posible por liberarlo. Ahora era necesario comprobar con mayor precisión, si aún quedaba algo sobre el nervio óptico, ya que esto determinaría el número de sesiones de radiación (2, 5, 20+).

Con una nueva Resonancia Magnética de Alta Precisión, un TAC y un largo análisis de mi caso, finalmente el equipo médico llegó a un acuerdo: serían 7 sesiones e iniciaríamos el día 1 de agosto.

El primer día todo ocurrió muy rápido, creo que no tuve ni tiempo de asimilar lo que pasaría, para el segundo día estaba mas nerviosa y un tanto asustada al salir de la sesión. Finalmente en la tercera sesión -ya que pude aislar mi nerviosismo hipocondríaco- me concentre en sentir que ocurría durante esos minutos de tratamiento y llegué a la conclusión de que éste personaje de la telenovela Carrusel, Jaime Palillo,  tenía un tumor cerebral que le estaban tratando con radiocirugía, he ahí la causa de su cabeza a punto de ebullición.

Si me preguntan ¿Que se siente?... mi respuesta será  ¡Me hierve la cabeza! - así como Jaime Palillo-


El procedimiento es corto.

Recostada en la máquina (Acelerador Lineal de fotones y electrones), me ponen una máscara de plástico (previamente moldeada con mi rostro).

Colocan sobre mi pecho una especie de cepo, entonces los técnicos y médicos comprueban coordenadas como si fueran a lanzar un cohete. "-7, 0, si -7,0. 8, 4, 8,4 confirmado".

Salen del área y la maquina hace algunos movimientos.

Regresan retiran el cepo y me advierten "No te muevas", pero ¿qué es no moverse? ¿dejo de respirar? y ¿si estornudo? ¿me da comezón? ¿un calambre? Comienzo a sentir las pulsaciones de mi corazón en mi garganta, entonces respiro relajadamente y en mi mente comienzo a cantar.

"Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como en la mañana se levanta el sol"

La máquina comienza a moverse nuevamente, ¿izquierda?¿derecha?, no lo se, tengo lo ojos cerrados y nunca se cual es cual. Por un par de segundos comienzo a sentir un ardor en la cabeza y enseguida un aire fresco, similar a un rocío. La máquina vuelve a su posición original, los técnicos entran, retiran la máscara y la sesión llegó a su fin.

Cada paciente puede reaccionar distinto a la radiación, en mi caso sólo he experimentado una sensación de que mi cabeza flota, un poco de nauseas y ese ardor post-radiación. Pero nada que impida hacer mi día normal.

Para estas primeras tres sesiones, tuve el privilegio de pasar el tiempo con la familia en una hermosa finca ubicada en un pueblo cercano al hospital.  Con un buen chapuzón en la piscina el ¡Me hierve la cabeza! quedaba bajo control.

¡Hasta la próxima! ¡Gracias a todos por sus oraciones y buenos deseos!



miércoles, 27 de junio de 2018

El extraño retorno de Pepe Salazar

Bueno, el retorno de Pepe no es extraño, ni se apellida Salazar, es sólo que me vino el recuerdo de aquella novela de los 80.

Recuerdo esas noches en que esperábamos la transformación de Lucía Mendez, quien acompañada de un estribillo "tétrico" (seguro que hoy nos moriríamos de risa)  encarnaba a la demoniaca Diana Salazar. No recuerdo con exactitud la trama de la novela, pero en mis memorias están unos ojos de color amarillo brillante enmarcados por unos rizos castaños.

Pepe (aquí pueden leer por qué Pepe),  mi tumor ha regresado. En realidad nunca se fue del todo, los restos que quedaron después de la cirugía seguían siendo un macro-adenoma hipofisiario, ya que sus dimensiones aún son superiores a un centímetro.

Todo este tiempo estuve bajo revisión del endocrinólogo y los neurocirujanos. Cada cierto tiempo me tocaba realizar análisis de sangre y resonancias magnéticas para seguimiento y control de mi caso.

Habían transcurrido catorce meses desde mi cirugía. En enero del 2018 me tocaba resonancia de control, la anterior me la habían realizado en julio del 2017. Todos teníamos la esperanza de que las cosas siguieran igual, sin cambios, pero no fue así. En febrero los neurocirujanos me notificaron que era tiempo de retomar mi tratamiento, ya que se observaba un crecimiento mínimo del tumor y era tiempo de erradicarlo de una vez por todas.

Recibir esta noticia fue inesperado, ni siquiera soy capaz de explicar el cumulo de emociones que experimenté al leer las siguientes palabras:
Querida Eva
Hemos estado revisando la RMN de control
Respecto a la del año previo se aprecia un discreto crecimiento del resto que quedó en el seno cavernoso derecho. Afortunadamente es escaso y muy alejado de la vía óptica.
No obstante y dada la certeza de este crecimiento creemos que lo mejor es tratar con RT para evitar crecimientos futuros.
Si bien era algo que ya esperábamos, no lo esperaba tan pronto. No cuando mi proyectos personales (maestría y Kamikatz) iban viento en popa.

Soy una persona que casi nunca toma riesgos, pero con éste "renacer" que venía experimentado, estaba decidida a ser mas atrevida, menos cautelosa. Con mi nuevo "yo" al mando acabábamos de "encharcarnos" con un crédito para cambiar de auto.

Por la diferencia de horario, no podía hablar con los médicos en ese momento. Miles de pensamientos, daban vueltas en mi cabeza, me quedaba en pausa, bloqueada, veía cómo mis proyectos se desvanecían a medida que mi angustia incrementaba.
¿Es urgente? ¿Debo dejar todo y emprender el viaje inmediatamente? ¿Que pasara con la beca?, ¿el crédito? ¿los gatos? ¿con que pagaremos? 
Todo ese control que me gusta ejercer sobre mi vida y mi alrededor estaba a punto de derrumbarse, así como en un mal movimiento del Jenga. ¡Cuanta fragilidad ante unas pocas palabras!

Soy evángélica, soy creyente, vivo con fé. Cada día me recuerdo que Dios, la vida, nos da la oportunidad de renovarnos, pero tambien soy un ser vulnerable con temores y emociones. Lo único certero que podía hacer era esperar, pues en unas horas el sol saldría del otro lado del óceano y podría tener las respuestas que necesitaba.

Otra certeza a la que podía aferrarme es que soy sumamente afortunada, bendecida a través de todo lo que me rodea. Nunca he estado sola,  mi familia, mis hermanos, mis amigos, todos me han acompañado y si una nueva crisis estaba por comenzar, saldríamos adelante nuevamente. Mientras hay vida, hay esperanza.

Después de meses de espera, ya estoy nuevamente en España, en unos días mas sabremos cual es el camino que transitaremos para decir el último adios a mi Pepe.