sábado, 7 de enero de 2017

Norte ando...

Llegó el final del año 2016, esta vez me tocó pasarlo en San Sebastían en la comunidad autonoma del País Vasco, al norte de España.
Emprendimos un viaje de casi 10 horas en coche hasta alcanzar la costa del mar cantábrico.
Al salir de Granada, te topas con Jaen con inmesos campos cubiertos de Olivos.
Una espesa neblina nos acompañaba en el camino, era casi imposible de divisar los molinos de viento que indican que hemos llegado a la comunidad de  Castilla - La Mancha. Con el pasar de los kilométros, dejamos la neblina atrás para dar lugar a una gran meseta "Aquí se siembran melones en verano". La carretera estaba bordeada por cientos de generadores de energía éolica.
Entre juegos de palabras encadenadas, campos semánticos, cuentos colectivos, "veo veo" y una que otra pestañeada llegamos al norte. Las señales de la carretera son bilingües Euskera y Castellano. Paisajes de cuentos de montañas al estilo Heidi o la colina de Pony de Candy Candy. Grandes caseríos en la montaña con cientos de ovejas pastando.

En San Sebastian, la brisa del mar, la humedad  y una secuencia de estornudos casi me hizo sentir en casa, en Ensenada. La casa de los padres de mi cuñado se encuentra en una zona provilegiada de la ciudad. Justo al frente de la bahía de la concha y a escasos metros del centro, con una vista impresionante desde el jardín.


La ciudad "suena" diferente, otro acento, perfecta vocalización y mucha cortesía. Muy diferente al acento Granadino o a la algarabía andaluza con su arquitectura arabe, aquí los edificios se ven mas"garigoleados". Según la información de Turismo son de estilo Romático con un marcado estilo francés o"Belle epoque", lo cual le ha hecho ganar el nombre de "La Pequeña Paris".
Bellos y amplios paseos adornan la ciudad.


Comer rápido es fácil en la zona vieja de la ciudad. Los bares te reciben con las barras llenas de pintxos(pequeñas raciones de comida en palillos). Escoge los que te apetezcan y al final te cobran contando los palillos. Sería fácil esconder los palillos y no pagar todo lo que comiste, pero es casi como el código de honor de comer tacos ante el ojo vigilante del taquero, dice la leyenda que "El siempre sabe cuantos te comiste".

Fue mi primera vez en despedir el año intentando comer las doce uvas al ritmo de las doce campanadas que anuncian la llegada del año nuevo.
¡Adiós 2016, te llevaré siempre en mis recuerdos!
El domingo 1 de enero, lo empezaría como todos mis domingos de los últimos años. Aunque soy evangélica, no quise irme de esta bella ciudad sin asistir a Misa, admirar la liturgia tradicional y escuchar el enorme órgano tubular en la Catedral del Buen Pastor. Un hermoso templo de estilo Neogótico

El viaje llegó a su fin, pero no podía irme de San Sebastian sin disfrutar de una comida al estilo vasco: Chistorra,Chuleton de buey a las brasas y de postre un buen trozo de Pantxineta,



Comienza un año oficial, pero no se olviden que cada día es una oportunidad para ¡comenzar de nuevo!




3 comentarios:

  1. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme..

    De ahi vendra su bronca con los molinos xD

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  2. Eva que bendicion y que oportunidad de vida tienes se puede decir Que calidad de vida. Que experiencia y gran testimonio. Se te quiere Eva y mucho! Disfruta todo que es De bendicion!

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  3. Eva que bendicion y que oportunidad de vida tienes se puede decir Que calidad de vida. Que experiencia y gran testimonio. Se te quiere Eva y mucho! Disfruta todo que es De bendicion!

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