miércoles, 3 de mayo de 2017

El día que conocimos a Pepe - Segunda Parte

Llegó el día 28 de abril, la cita era a las 8:00 de la mañana. Debía presentarme libre de metales y en ayunas (por si se requería el uso de algún químico de contraste).
Recuerdo que era Jueves, ése día Sergio entraba a la universidad a las 11:00 am, el horario parecía ajustarse perfectamente para nuestras actividades.

Después de rellenar todos los engorrosos formularios, entre a la cámara magnética.
-Recuéstese, permanezca inmóvil y relajada. El proceso dura alrededor de 25 minutos. Escuchará una serie de sonidos. Póngase estos tapones en los oídos.
Si siente pánico o cualquier incomodidad presione este botón y le sacaremos del imán. Pero tendríamos que volver a empezar. Si el radiólogo cree que es necesario observar algo a detalle, detendremos el proceso para introducir el químico de contraste por vía intravenosa y continuaremos por otros 20 minutos.
-¡Gulp!
-¿Ok? ¿Alguna duda? ¿Esta lista?
-Si.

El día anterior mi hermana me había dicho
- Estarás bien, no será nada -ajá y entonces, ¿para que pago?, ya saben mi lado "codo"-
- Repite una y otra vez "Yo soy salud, yo soy vida, yo soy salud"

Mientras estaba dentro de la máquina, con esos sonidos que me hacían recordar a las computadoras futuristas de las películas del Santo y Blue Demon; Mi hemisferio izquierdo me enviaba un pensamiento: ¡Ojalá si tenga algo, porque esto está constando mucho! - vaya ese lado "codo" no estaba dispuesto a dejarme ¡nunca!-  !Mensa!, ¡No!, mejor no tener nada. Respira "Yo soy salud, Yo soy vida, Yo soy salud. Yo soy salud, Yo soy vida, Yo soy salud.... yo.. yo..."

Finalmente la maquina se detiene.
- ¿Como se siente?, ¿todo bien?
- Si
- Voy a colocar una vía para el líquido de contraste.

Quizá no se ve nada y hay que asegurarse de que en verdad no hay nada -hablaba mi lado optimista-.
Cuando pasaron los otros 20 minutos y la chica que me atendía me sacó con mas cuidado del que me había prestado inicialmente, pero además tenía esa extraña mirada de "compasión" en sus ojos, supe que algo no estaba bien. Aún así quise continuar positiva.

Esperábamos nuestro turno para pagar el uso del químico, cuando sonó mi teléfono móvil. El identificador de llamadas mostraba un número que no estaba en mi lista de contactos.
- ¿Marcia?
- Si
- ¿Cómo estas?, Habla el Doctor Calderón. ¿Como te has sentido?
- Igual doctor, cansancio, mareo, nauseas, molestias de visión...
- Si, claro. Escúchame bien lo que te voy a decir. Necesito que en este mismo momento vayas a ver al Neurocirujano. Es importante que vayas para que realice una Evaluación. Él saldrá mañana de la ciudad pero va a verte hoy, vé en este momento a su consultorio. No lo dejes pasar por favor.
- Ok

Colgué, me senté y sentí cómo ese nudo en mi garganta se deshacía hasta mis ojos vibrantes a punto de llorar.
-¿Que pasa? -dijo Sergio
-No se, creo que tengo algo
-¿Pero que?
-No se, tengo que ir al neurocirujano....
¿Cómo le voy a decir a mi Mamá que tengo algo?

En ese momento no pude contener mas las lagrimas. Lloré.

 Aún ahora que estoy recordando este episodio de mi vida, me cuesta mucho aclarar que sensaciones, pensamientos y sentimientos experimenté. Fue como si el tiempo se detuviese y sólo pensaba en mi mamá. Luego pensé que tenía a toda mi familia para ayudarme, que si era algo grave podía irme a España con mi hermana.

Los resultados estarían listos hasta el sábado. ¿Que le dijeron al doctor? ¿Que vieron?. Subimos al auto para ir a ver al neurocirujano. Eran cerca de las diez de la mañana, el Neurocirujano no estaba en su consultorio, me atendería hasta las dos de la tarde. Volvimos a casa.
En el camino ambos le dábamos vuelta a los pensamientos,  pero... ¿que vieron?,  ¡No será nada!, ¡Estarán confabulados! ¡No!, ¿Como crees?, ¡son profesionales!.

Llegamos a casa, nos estaban esperando. Con todo lo que había pasado, olvidé que me estaban esperando para hacer la limpieza de casa.
- ¿Llamarás a tu mamá? ¿al doctor Calderon?, cualquier cosa me avisas, me voy a la escuela. ¡Desayunas!

Aún seguía en ese extraño estado de espera, inquebrantable, inamovible. Llamé al doctor para avisarle que el Neurocirujano me vería hasta las dos de la tarde. Con toda mi entereza y cinismo le pregunté:
-¿Que pasó doctor?, ¿Que vieron?...¿Tengo toxoplasmosis? ¿Cisticercosis? -por los tacos de adobada- ... o un ... ¿tumor?
-Tienes un tumor Marcia, de buen tamaño y es muy probable que te tengan que operar. Pero sólo el neurocirujano puede darte los detalles.
-¡Ah! ¡ok!, entonces esperaré. Gracias.

Sin perder la compostura, dije a Estelita (la persona que me ayudaba en casa)  "Tengo un tumor en la cabeza y parece que me tienen que operar, subiré a recostarme" 

Llame a Sergio, repetí la misma frase. Llamé a mi mama para decirle "estoy bien, pero hay que esperar a que un neurocirujano vea los estudios" - mentí -.

Recostada en mi habitación, llamé a mi hermana en España
- Anda! la tía Eva! ¿Que paso? ¿como fue todo?
- Mal, tengo un tumor en la cabeza -no pude hablar mas, rompí en llanto-
Cuando por fin me tranquilicé, le conté que aún no sabía nada mas. Que teníamos que esperar un poco mas para saber. Que no estaba asustada, pero si estaba preocupada por mi mamá. Que si era grave quería irme con ella.
- ¡Por supuesto!. Vente conmigo, yo aquí te cuido. No dejes de llamarme cuando salgas de la consulta. Estaré esperando tu llamada, no importa la hora que sea.

Eran las 12 del mediodía,  faltaban dos horas y yo seguía sin desayunar.

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